sábado, 14 de junio de 2008

“Vous n’avez pas la priorité”

Crónicas de una residencia en Francia

1 El asentamiento.

Este proyecto surge de una estadía en Francia entre los años 2005 y 2006 específicamente en la región La Loire Atlantique, cuya ciudad capital es la histórica Nantes.





Sin embargo, nuestro lugar de residencia fue la localidad llamada La Baule, un balneareo exclusivo que alberga las casas de veraneo y distensión de la alta sociedad francesa y que queda a una hora hacia el oeste de Nantes, y a tres horas de París.





primera casa en La Baule Escoublac, Francia.



Nuestra primera casa se sitúo en La Baule Escoublac, para luego asentarnos defenitivamente en la Baule Les Pins. Aquí, nuestro departamento se emplaza en plena Boulebard d’l Ocean, es decir, frente a las playas del mar atlántico. En esta localidad es costumbre que las casas tengan nombre, así aparecen como grandes naves con nombre propio y es una manera màs expedita de conocer o dar con las direcciones.

Nuestra casa se llama “La Palombière” (la palomera), es una casona de estilo clásico francés de tres pisos. En temporada alta hubiese sido imposible arrendar un lugar así, pero al ser un balneareo, en temporada baja las casas quedan la mayor parte del año deshabitadas y sus dueños la entregan a las agencias para ofercerlas en arriendo. Quien haya arrendado un depto por agencia en este país sabe, lo rigurosos y exigentes que son los franceces a la hora de realizar este tipo de contratos.


Finalmente con algo más que la suerte de nuestro lado, nos quedamos en esta casa, en el depto del segundo piso, con un balcón que nos entregaba una vista panorámica de todo el largo y ancho de esta playa, considerada como una de las más lujosas de Europa.

Una de las primeras concecuencias de tanto lujo, fue lo difícil del acceso a internet, puesto que al tener todos la red en casa o no encontrase en ellas la mayor parte del año, en la localidad sólo existía un cyber, que estaba muy lejano y seguía los mismos horarios del comercio menor francés, es decir, cerraba muy temprano.


Así al comienzo la palabra escrita en papel tomó mayor fuerza, y fue paradógicamente el sistema más expedito de comunicación con nuestro famélico y lejano Chile, una paradoja romántica y con visos de dramático reverso frente a la era virtual.



La Baule Les Pins se convertiría entonces, en el centro de operaciones de nuestro pequeño núcleo artístico (chilensis), y la cuna del proyecto que aquí presento.



Expectativa inmigrante

Sabemos la idea clásica de lo que significa para un artista chileno ir a probar suerte a Francia, por más que se pise tierra firme siempre hay expectativas.

Hay básicamente dos vías para emprender un proyecto (artístico) en Francia; ser o no ser invitado. Con ser invitado me refiero a que el proyecto se haya gestionado desde el país de origen, y que sólo reste la ejecución de la obra dentro del territorio francés.

En esto radica una diferencia abismal, sobre todo en el actual contexto político social de Francia. Donde las políticas anti-inmigrantes se han endurecido hasta un extremo inusitado.
Francia es un país rico, entendido así es muy natural comprender el flujo de inmigrantes de todas partes del mundo, que todos los años arriban con la expectativa de encontrar una oportunidad.

Pero Francia no quiere más inmigrantes y se ha dado a la tarea de regular con todo el rigor francés, que el flujo de inmigrantes sea eso, un flujo, una ida y venida, quien vino a realizar un proyecto específico, una vez terminado debe emprender la retirada. Esto último esconde la implementación de un entramado de normas imposible de sortear sin reunir los requisitos exigidos por sus políticas, requisitos que están destinados a obstruirse uno al otro, esto es muy útil de conocer a la hora de emprender un viaje al país en cuestión.

En el sitio web francochilenos.com se puede constatar que muchos de los chilenos, que vajarán a Francia, a falta de estar bien informados, o incluso sin tener las condiciones requeridas, emprenden el viaje movidos por un sentimiento de voluntad extrema que nosotros conocemos comunmente como “aperrar”, y que es visto como una cualidad positiva de progreso y auto superación por nosotros. Sin embargo, esta lectura no es compartida por los cuidadanos franceces, para ellos no contar con los resguardos necesarios para asegurar completamente la estadía, incluso para abrir expectativas, es una negligencia e irresponsabilidad mediocrizante.



La condición del arte en Francia

Es impresionante conocer de las condiciones del arte en Francia. Sabemos o sospechamos que los países desarrollados invierten en el ámbito artístico como otra forma de posicionarse en el plano mundial, como una potencia con todo su poder económico y simbòlico. Pero no sabemos en realidad cuales son los alcances en la praxis del artista y en los ciudadanos.

Las políticas artísticas que Francia brinda al arte, están muy lejos de lo que nuestro país podría aspirar. Para citar un ejemplo que da cuenta de la realidad que ellos viven, contaré una anécdota con los alumnos del Liceo donde se situó parte del proyeco que aquí presento, al momento de informarles de la beca para estudiar arte que había ganado en un concurso, ellos no entendieron el concepto. No tenían registrado la palabra beca, y menos lo que implicaba ser “becado”, cuando se les explicó comenzó un debate e inquieud por entender por qué en Chile alguien tenía que concursar o postular a una subvención para acceder sólo a estudiar una carrera, la otra pregunta que se desprende de la primera y que los inquietaba aún más, era saber qué ocurría entonces con los postulantes que no ganaban dicho concurso.



Intermitencia del espectáculo

En Francia existe un sistema para el arte denominado inermitencia del epectáculo, consiste en que el artista después de un año de trabajo artístico remunerado o imponible, puede acceder a presentar un proyecto el cual el gobierno financia los pimeros 6 meses de producción e investigación, entregando al artista las condiciones para que se dedique exclusivamente a la creación, y luego hay otros 6 meses donde el artista debe vivir de las utilidades de su proyecto, cosa que dicho sea de paso, es absoluamente posible en el mercado del arte francés, todo esto sujeto a todas las leyes laborales, es decir, sistema de salud, previsión, juvilación, etc. El único requisito para acceder a este sistema es ser francés.


Primeros trazos del proyecto

Con todo lo antes dicho, comencé a pensar en la propia condición como artista inmigrante y proveniente del tercer mundo. La precariedad del arte latinoamericano se hacía cada vez un tema muy contingente, y la autogestión una herramienta de emergencia posible, una estrategia para abordar el tema de la movilidad del artista chileno como una experiencia encarnada (y descarnada) en el propio desplazamiento.

Comencé entonces a realizar las primeras aproximaciones al espacio público y luego a diversos espacios artísticos locales, operaciones que irían poco a poco a lo largo de la estadía dando forma al presente proyecto.

Frente a la extrema normalización de todo, cualquier operación en espacios públicos resultaba sospechosa para los agentes del orden, por lo tanto las operaciones debían ser cada vez más express lo que me llevó a buscar soluciones que se adecuaran a las condicones dadas y que fueran capaz de metaforizar en sí misma la propia condición que las originaba.

La idea principal que fue tomando forma era “colgar mis obras en los muros de centros de arte de francia” por dentro o por fuera, lo que entraba en juego era el tema de la oficialidad de estas operaciones, el juego de una operación fugaz que se sostenìa solo en el registro clandestino fuera de toda aprobaciòn por el espacio donde se emplazaba, un acto largamente tematizado; el arte parasitario.



Lyceé Grand Air.

Dentro del programa de beca en danza contemporánea al que asitía mi mujer y que fue el motivo de nuestro viaje a este paìs, se incluìa un trabajo de intercambio cultural que consistìa en impartir clases de español en un colegio francès. Asì la educación francesa se nutría además del reforzamiento de español de toda la cultura que cargaba cada becario latinoamericano y que fuera de transmitir del país de origen...(en construcciòn)